Pisaré escalones de nubes
o me pondré alas,
pero te juro mi alma
que llegaré a ti
para acariciarte
en la mañana temprana.
Soy cautiva de tus ojos,
espejo de lamento.
Y tú, ladrón de tantos sueños
que retengo en mis adentros.
Ayer, emigré al oscuro pesar
y aguda soledad.
¡Dime!, ¡dime!
Dónde te mutila el dolor,
que Dios es sabio
y creó por bálsamo al sol.
Ambos somos frágiles
y las oleadas nos separan,
pero en tribus de sangre casta
no caben marejadas.
Añoro mi tierra.
Te añoro Hermano.
Escucha a la caracola
¡Escúchala!
Que grita como loca,
¡cuánto, cuánto te amo!
Se despeña la madrugada
y me interrogo
qué tal tú tan señero.
No, no estás solo,
allá te envié un señuelo
con mi ánima enganchada.
Pisé escalones de nubes,
y prescindí de las alas.
Pues sin tenerte
a ti he llegado,
para besarte
todas, todas las mañanas.
(con todo mi amor a mi hermano Roberto)
Cristina García Barreto.
Madrid, 12 de febrero de 2009
2 comentarios:
"Aunque sepa que le quieres no nunca dejes de decírselo".
Has aplicado esta máxima hacia tu hermano y será un aliento que siempre le acompañará.
Enhorabuena.
Gracias a ti por tus ánimos.
Espero que se recupere, al menos, el bálsamo de mi amor siempre lo tendrá.
Un beso muy fuerte.
Cris.
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