martes, 15 de enero de 2008

Años Embotellados

Se hizo hombre de cutis acordeón y cabellera algodonada:
con labios exiguos que no soltaban palabra.
En sus ojos habitaban los rayos de la melancolía,
que entre parpadeos,
radiaban brillos ocultos tras membranas opacas.
Su rostro frío, semblante de rareza.
Como los surcos de sus manos,
por llevarlas tanto a la era.
Y en su corazón: corteza de Pena.
Sólo vivía con sus pensamientos llenos o ausentes viajeros.
Mas nada cobijaba a su espíritu.
Ni la sangre, que no siempre, le subía a la cabeza.
Pues no fue concebido para estar solo, tan solo…
Como la Sombra del Desierto,
la que va desde la Arena hasta el Firmamento.
Ennegrecida visión prisionera
que se esconde tras sus Pupilas Muertas.

Castroserna, 23 de Diciembre de 2007
Cristina Garcia Barreto

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