viernes, 7 de mayo de 2010

No le conocía…


Tuve que detenerme. Vi un sol tras su mirada un tanto eclipsada por el santo jugo de la vid y el aroma marchito de una rosa dando aliento a su corazón descabezado. No pude dejarle en su morada carente de fortuna, mientras otros olvidan la clemencia y van rápidos descargados de serenidad creyéndose poseedores de un altar sagrado. Algunos son padres, madres, jóvenes, menos jóvenes, pero todos se creen muy buenos; por ello, olvidan exigencias y sólo persiguen su propio bienestar sin permitir que la pobreza les acose lo más mínimo.

Así pues, tuve que detenerme. Le pregunté quién era y respondió: Soy la inspiración de la música con alma de poeta. Mi casa es como el tiempo, cuando no llueve es de cartón y si llueve la construyo de plástico. Nunca pierdo la magia. Los fines de semana cuando pasean los niños me emociono y pongo cara de fiesta.

Le respondí: Ven conmigo poeta.

Llevó hacia su pecho sus manos estropeadas y temblorosas en postura de incógnita, con suspiros de indecisión. En su rostro imperó una paz entrecortada entre la cercanía de dejar la calle y el inesperado ofrecimiento para que lo hiciese.

Permanecí frente a él con los brazos calientes y mirada interrogante de ocultas palabras. No deseaba forzar el “tempus” de sus soledades.
Creí observar en él un film de contravientos en la ranura de una vida inerme.

La tarde empezó a levantar un aire gélido y enojoso. En tanto él permanecía en un difuso espacio mente. Sin responderme, como si desde el fondo de su alma le tararease una canción.

Realmente, no debía insistirle. Mis labios estaban enfebrecidos por el viento y el silencio, y mi cuerpo balanceante por el frío. Mi vestimenta de poco abrigo, alimentaba mi impaciencia.

De pronto, levantó una manta que le cubría hasta la cintura y me mostró que carecía de miembros inferiores desde los muslos a los pies.

Marché a por comida y ropa. Se lo entregué. Me miró como un mar que refleja el brillo de las estrellas y lloré.

Se apoderó de mi garganta una voz zigzagueante convertida en acidez que no me permitía comer ni sentirme digna de mi buenaventura.

Yo no le dije que era poeta y dejé de escribir porque sólo conseguía dejar manchones de tinta en mis folios. Decidí acudir todos los días a visitarle. Cada vez le llevaba más cosas: instrumentos musicales, partituras y, por supuesto, cuaderno y pluma. ¡Qué menos para un músico poeta!

Y así transcurrió gran parte de mi vida en un vaivén de contravientos. Me sentía como un abismo carente de presunciones, pero feliz.

Él empezó a componer versos. Su contemplación hacia mí se hizo canto. Y cuando dejó de piar, mi vida unida al corazón de este gran artista se fue hecha rugidos hacia el mar muerto.


7 de mayo de 2010
cristina garcía barreto.

15 comentarios:

Cris Gª. Barreto dijo...

Querido Javier:

Me conmueven tus palabras.
Debo decirte que si te ha gustado este texto es porque también posees una enorme sensibilidad ante las carencias de los demás.
En este escrito hay mucho doble sentido. Imagínate a un mendigo prodigioso ganando el premio Nobel de las Letras. Y no por falta de talento, si no porque ni tan siquiera tiene techo y mucho menos relaciones que le avalen.
Por eso digo que dejo mi pluma y me dedico a cuidarle.
Existen muchos subterfugios en mis palabras.
Respecto a los demás colegas literarios, si te pido no hagas crítica en mi espacio, salvo que sea únicamente constructiva.

Mil gracias Javier.

Besos amigo.
Cris.

SKIZO dijo...

Fabulous
good
creations

Anónimo dijo...

Amiga Cris:

Siempre que te leo me emociono, otra vez me has hecho llorar con esta narrativa.
Si todos aportásemos "algo" a quienes lo necesitan la vida sería más bella, más humana.
Gracias Cris por ayudarme tanto en mi tema. Estoy contenta con los resultados. Te contaré por teléfono.
Eres generosa y buena, sólo alguien así puede escribir esta crítica.
Releo tu libro Deshojando un corazón. Me gustaría comprarte el segundo.
Por cierto a mi madre también se lo leo y le encanta.
Siempre me dice pese a que apenas ve que tienes cara de ángel.

Te quiero Cris por todo, por tu amistad desinteresada, tu trabajo altruista y porque eres una gran persona y excelente amiga.

Hoy estaba nostálgica pero al leerte y ver que no soy la única que siente igual, me siento distinta.

Muchos besos y millones de abrazos.

Maite.

GOGO dijo...

Señora: en un mundo en donde las cosas estan dadas en tanto tienes, tanto vales, su sensibildad, hecha latido en cada letra, nos hace pensar que, a pesar de todo, no todo esta perdido.

mi respeto y admiracion.

pd. battini54@hotmail.com

Anónimo dijo...

Hola Cristina

Solo una persona de gran sensibilidad y valía, como lo eres tú, podría transformar una situación personal tan dramática, en un escrito tan bello.
A mi, me dejas sin palabras para expresar todo lo que sugieres, con la riqueza y variedad de sentimientos que transmites.
El primero y principal, uno tan noble y últimamente tan denostado, como la compasión. En segundo plano, pones de manifiesto que la pobreza enmascara la valía personal.
Vivimos en un mundo de apariencias y de prisas, incapaces de ver más allá de lo cotidiano, de lo próximo y de lo brillante. Hay otros mundos que nos pasan desapercibidos y solo personas con tu sensibilidad, nos lo hacen manifiesto.
Para la mayor parte de las personas, resulta fácil unir riqueza, belleza y valía personal. Lo demás, no lo podemos ver porque no somos capaces y si alguna vez lo apreciamos, no podemos narrarlo tan descriptiva y bellamente.Y algo muy importante que se aprecia y es privilegio de muy pocos. La sinceridad.

Un abrazo, María Jesús

Cris Gª. Barreto dijo...

Estimado Skizo:

Agradezco tu visita a este humilde espacio literario.

Celebro que te haya gustado mi texto.
Aquí tienes tu casa, es un placer que entres, las puertas están abiertas. Ya lo sabes.

Recibe un atento saludo,
Cris.

Cris Gª. Barreto dijo...

Querida Maite:

Tú siempre tan sensible y amable.
Tu comentario me enriquece enormemente, máxime viniendo de alguien como tú con ese corazón que te desborda.
Sé que todo bien en el tema que refieres, estoy en ello. Hablamos...

Recibe un beso enorme.
Tu amiga,
Cris.

Cris Gª. Barreto dijo...

Estimado Gogo:

Agradezco profundamente tu comentario. Ya sabes cómo empezó el mundo y lo más probable es que acabe así: tanto tienes tanto vales. Es una pena, una auténtica miseria, por ello, protesto y actúo. Sé que no soy la única, hagámoslo todos los que sintamos divergencia ante la injusticia social.

Te leo. Aunque no lo sepas. Y te comentaré.

Recibe mi agradecimiento e igualmente mi admiración.

Un abrazo,
Cris.

Cris Gª. Barreto dijo...

Querida María Jesús:

Me complace leerte por tu enorme inteligencia y me honra que me escribas.

Dijo Alejandro Casona, cito:
"Si eres feliz, escóndete. No se puede andar cargado de joyas por un barrio de mendigos. No se puede pasear una felicidad como la tuya por un mundo de desgraciados"

Pero, en mi opinión, sí se puede hacer, si compartimos esas joyas y la felicidad con los demás. Lo cual conllevaría a aumentar el bienestar de todos.¡Qué importan las joyas! ¿Acaso cuando nos marchamos de esta vida las disfrutamos?

Y así podría estar escribiendo horas. Pero sé perfectamente que tú sabes eso y mucho más, lo cual se percibe por la enorme soltura literaria y sabiduría de tu comentario.

Debo darte las gracias por participar en mi humilde espacio.

Que me visites es todo un honor. Siempre dejas huella.

Recibe toda mi admiración.

Con afecto,
Cris.

MiLaGroS dijo...

Muy bello y tierno.un abrazo grande

Cris Gª. Barreto dijo...

Querida Milagros:

Escueto y contundente comentario.

Sabes que verte en mi espacio lo ilumina.

Recibe todo mi afecto de corazón.
Y, por supuesto, mi enorme agradecimiento y admiración.
Cris.

Javier Muñiz dijo...

hola preciosos texto, gracias por compartirlo, veo que te gusta la poesía, te encontré en un blogg común, te dejo el mio por si te apetece pasar, será un placer, es,

http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
muchas gracias, buen día, besos

Cris Gª. Barreto dijo...

Estimado don vito:

Gracias por visitar mi espacio.

Sí me gusta la poesía, claro, de lo contrario, no tendría casi tres libros escritos ni es este blog. Me resulta curioso que me lo digas.

En cuanto pueda, con sumo agrado, te visitaré.

Recibe un abrazo,
Cris.

Carlos Serra Ramos dijo...

Hola Cris, mi querida amiga:

Una narración en la que la ternura se desborda porque no es tan solo un cuento naido de la poética de una artista, existen esos casos en las calles, hace ocho días lo viví en la plaza de Catalunya a pleno día y me afecto tanto como a ti esa imagen que posiblemente motivara tu buena prosa.
Descubrir bajo la manta la indecisión por tu ofrecimiento es impactante.
Qué de historias podrían contarnos, toda una vida en la que habrá habido de todo. ¿Y sabes qué contestan muchas personas ante estos cuadros? que no lo quieren ver, que no quieren saber porque les dan mucha pena. Igual que esos reportajes sobre la hambruna "Hay, cambia de canal que da una pena..." lo habrás oído más de iuna vez.

Un buen relato, princesa, en narrativa y contenido.

Va un apretado abrazo, con todo mi cariño, Cristina.
...............Carlos

Cris Gª. Barreto dijo...

Querido Carlos:

Verás siempre selecciono las imágenes a posteriori, cuando escribo lo hago con mis propias imágnes, en ocasiones terribles estampas de la vida.

Sí. Por supuesto que he oido eso de: por favor, no puedo mirar, cambia de canal que estoy comiendo...O, no le des limosna a "ese" que lo más seguro es que tiene cuento. A ver una persona mutilada de unos ochenta años no creo que esté por cuento en la calle reclamando algo para su sustento. Y así, muchos etcéteras.
A mi también me horroriza el tema.
Máxime si ya es difícil que un joven saludable encuentre trabajo para comer tal y como nos vienen los tiempos en estos últimos años.

Celebro que te gustase el relato.

Agradezco de todo corazón tu participación en este humilde espacio.

Va otro fuerte abrazo con igual cariño hacia Barna....

Tu amiga,
Cris.