miércoles, 23 de enero de 2008

Ayer…

Perezosa se hacía la tarde antes de caer.
Dilatado el día por no perderse en el espacio.
Los sueños dormían meciendo ilusiones.
De los juegos brotaban lágrimas colgadas de carcajadas.
La indiferencia hacia el futuro, se acallaba en el cajón de la utopía.
Acunados por la vida.
Arropados por la familia.
La placidez nos envolvía.
Felices saltos sobre el desmuellado jergón de nuestra infancia.
Los miedos se transformaban en pasatiempos.
En meras invenciones para romper un poco con los cuentos.
Las contiendas se armaban con bombardeos de globos de agua.
Parece que ayer nos fue inocuo. Existía fe en el uno hacia el otro. Los jóvenes soplos de amor eran el aderezo que purificaba a nuestras almas.
Embocados en tiempos coetáneos.
Se encubre el pasado.
Malévola artimaña que pierde lo sano.
Estrepitosos sollozos del Mundo revierten sobre nosotros.
Desatinados esos mayores que lo iban devastando.
Corría nuestra inocencia paralela a intereses ajenos que se presentarían como herencia.
Y parece que fue ayer…
más nos pulverizamos con recuerdos que tiñen de esperanza al apresurado amanecer.

Castroserna, verano de 2007 (Segovia)
Cristina García Barreto.

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