lunes, 23 de febrero de 2009


Por Siempre

Tomé la ternura de tus labios,
y el manso reposo en tu pecho
sobre el pulso de tu corazón.
Ni el trémulo quejido de un rayo,
ni el jugueteo rábido del viento
desvelaron la quietud de nuestro amor.
Los árboles nos legaron sus sombras
aquel verano de vivo sol.
Tu abierta mirada,
mirada trovadora,
reflectaba ardientes amapolas
enaltecidas de pasión.
Te sentí ciervo de piel sedosa,
amo de la rosa de mi vergel,
y en los arrullos de tu piel
rebroté como mujer.
Sedienta, bebí tus soplos
y las lágrimas reptantes de mi rostro.
Lágrimas evacuadoras de alborozo,
que me rendían cual tórtola,
a re-mimar tu torso.
Desplegaron su lienzo los luceros.
Las glándulas luminiscentes
de las luciérnagas,
convocaban la conclusión
de nuestro encuentro.
Se sellaba el cuento romancero.
Amor…
Jamás habrá fábula más real,
que un te quiero tras un te amo,
o un te amo por cuánto te quiero.

Y un eterno siempre,
siempre por eterno
porque te haré inmortal.

Cristina García Barreto.
Madrid, 23 de febrero de 2009

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Realmente dulces y atractivos tus versos. Un verdadero placer leerte y conocer tu blog.

Cris Gª. Barreto dijo...

Querido Salvador, el placer es mio.
Te agradezco enormemente tus palabras.

Bienvenido a mi espacio.

Un abrazo,
Cris.

José Luis Moreno dijo...

Sinceramente entero y expresivo: sentido.
Un saludo,
jose luis

Cris Gª. Barreto dijo...

Gracias querido amigo por tu comentario. Celebro que te haya gustado mi poema y, sobre todo, que tus ojos se hayan recreado en él.

Un abrazo.
Cris.