martes, 9 de diciembre de 2008


Durmiendo con Lucifer


La mañanera luminiscencia abre mis ojos salidos del sueño,
observo su cabello áureo que no imanta con la mácula de su alma,
en tanto la luna, se encubre tras el horizonte.
Mi consciente abismado creyó haber traspasado las puertas de un cielo,pero tan sólo, percibió a cientos de ángeles convenidos a desamparar la felicidad de mi devenir.
Aún así, permanezco a su lado, opaca tras su imagen de tenorio que me otorga el premio a deslizarme por sendas bascosas.
¡Mi estúpida inexperiencia!
Se despereza y besa mi frente con sus labios de estrella atrevida.
Luego, me bisbisea vocablos al oído que huyen como el eco de trasgos envenenados.
Desplaza la corriente por mi cuerpo, engañando a mi carne con una tentadora ilusión,
y nuevamente me escurro, deslizándome hasta caer en su cauce.
Percibo el rostro de Miguel Ángel y el manteo de la capilla Sixtina volteando por mi cerebro.
Se espantan los ángeles malignos y me engaña la imagen de su torso relajado.
Mi mente me recuerda que sigo tendida en el jergón de la soledad aferrada a lucifer.
Pero yo ¿qué puedo hacer? Me siento perdida en la espesura de la niebla.
¡Por qué he de amarle!, ¡por qué!
Cómo desengancharme de su promesa: ¡convertirme en la Reina del Universo!
Cuando apenas soy plutón y lejos me queda la tierra.
De pronto -un sobresalto- alguien le aferra el brazo, retorciéndolo hacia su espalda.
Me asusto y permanezco distanciada. Su destino se estaba desbocando.
Un ajuste de cuentas llamado hermano de una menor en estado.
A casanova no sólo le fracturaron el brazo.
Una daga punzante le extirpó sus miembros sexuales.
Permanecí inmóvil mientras observaba el plasma tiñendo de corinto el lodazal del lugar.
Hice por visualizar la cara del muchacho. Tenía su cabeza duchada en efluvios de exudación.
Le tembleteaba todo el cuerpo. Casi no conseguía sostener la navaja
en su mano entreabierta, cayendo el objeto sobre los dorados cabellos de Miguel.
Me miró sollozante con la ira clavada en sus ojos y me dijo:
lo siento por ti, pero se lo merecía.
De repente fui consciente de lo ocurrido.
Se fue derritiendo el hielo que mitigaba las escenas de tal horrible suceso.
No obstante, permanecí en silencio, sin poder palabrear al –asesino-.
Mis ojos deshumedecidos parecieron fundir mi alma a favor de aquel óbito.
Y pese a sentirme culpable por verme liberada,
limpié mi ropa salpicada de la sangre de Miguel e inicié mi propio camino.


Autora: Cristina García Barreto
Madrid, 9 de diciembre de 2008

4 comentarios:

Angeles Fernangómez dijo...

Ostras... ¡qué dureza! Tengo que leerlo nuevamente. Tengo la sensación de que "estás en ello". No acabo de captar si se trata de una abstracción con alguna obra de Miguel Ángel o no. Seguiré sobre ello, pero tiene mucha miga, colegui.
Besos
Ángeles

Cris Gª. Barreto dijo...

Hola Ángeles.

No. no es exactamente una abstracción de una obra de Miguel Ángel. Ella, sufría el embeleco de Miguel y sus brunos ángeles y, en ocasiones, visionaba la belleza de las obras del pintor (el otro Miguel). Uno es lucifer, y el pintor era quien teñía su ensoñación con los lienzos de la capilla Sixtina, lugar muy bello y apreciado por ella.
En realidad, estaba sujeta a un enamoramiento cautivo de un mal sujeto que le impedía vivir...hasta que éste desapareció.

Gracias por tu comentario.

Un beso muy fuerte.

Anónimo dijo...

Solamente un autor-a con una inteligencia singular y una imaginación capaz de saltar con la facilidad más pasmosa de la realidad a la irrealidad y sensu contrario puede escribir un texto de este nivel de calidad y originalidad. Tu camino es una sorpresa que privilegia al lector.

Port of Mars.
( A planet closer to our moon than the one you focus on your writing, although it has moons too)

Cris Gª. Barreto dijo...

Estimado Port:

Celebro muy de veras que este texto haya podido entretener tu elevado intelecto. Es todo un honor que alguien como tú me escriba estas palabras.

Recibe un fuerte abrazo y mi profundo agradecimiento.

Cris.